Siempre había soñado con viajar muy lejos. Desde que era una niña, Anabel pasaba horas imaginando aventuras en tierras lejanas, reinos mágicos y criaturas fantásticas. Vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques, y aunque el lugar era hermoso, su espíritu anhelaba explorar más allá de su hogar.
Un día, mientras paseaba por el mercado del pueblo, Anabel encontró un antiguo mapa en una tienda de curiosidades. El mapa mostraba tierras desconocidas, repletas de maravillas y peligros. Sus ojos brillaron de emoción al verlo y supo en ese instante que su sueño estaba a punto de hacerse realidad.